Después de un largo período de euforia por el desempeño de la economía colombiana, la revaluación del peso frente al dólar y la inflación parecen haber desbordado la capacidad del Estado para contener dichos fenómenos. El Banco de la República, quien por mandato constitucional debe velar por la el poder adquisitivo de la moneda, decidió el viernes pasado aumentar la tasa de interés en un 0.25%, fijándola en un 10%. La medida busca contener el alza generalizada de precios que es principalmente causada por los precios internacionales de los combustibles y los alimentos. Algunos analistas han señalado que el gasto público también ha generado dicha tendencia. "A nosotros nos preocuparía muchísimo que la consecuencia de la elevación de estas tasas de interés sea una parálisis de los consumos, una gran recesión en la oferta productiva y después puede sobrevenir más inflación. (...)
Yo pienso que el Banco de la República debe ponerle los oídos a la preocupación del pueblo colombiano con las altas tasas de interés. El Banco de la República debe ponerle atento oído a la preocupación del pueblo colombiano, que empieza a ver un frenón preocupante de la economía, que empieza a ver un frenón preocupante del consumo, y que anticipa una disminución preocupante de la oferta, lo cual pude generar más inflación."
"Tenemos que evitar que el país llegue a lo que sería eso que podríamos llamar el estadio psicológico de la inflación, donde todo el mundo amanece con la expectativa de aumentar sus precios, y eso hace muchísimo daño.
Yo creo que el equipo económico del Gobierno va a tener que hacer un esfuerzo -y aquí está la directora de Planeación (Nacional) representándolos- con todos los gremios, a ver cómo se pueden hacer acuerdos de precios."


